“Trabajamos con chips de unos cuantos centímetros en los que se incorporan los componentes nano. Son portátiles, económicos, se podrían utilizar en centros de salud e incluso, en un futuro, pueden llegar a ser una estrategia para que las personas puedan hacer seguimiento a su patología desde casa”, explica Orozco Holguín.
En pocas palabras, se trata de un dispositivo que podrá ser utilizado de manera similar a como hoy en día se usan los test de embarazo caseros o los glucómetros, que miden el nivel de azúcar en sangre.
De esta manera, el diagnóstico no solo pasará a ser precoz, sino no invasivo. Cabe recordar que las pruebas diagnósticas actuales suelen ser incómodas para el paciente, bien sea porque se usa la materia fecal para análisis de células cancerígenas o porque se haga a través de procedimientos invasivos como la colonoscopia.
Esto es posible gracias al uso de biomarcadores, es decir, sustancias capaces de reconocer procesos carcinogénicos que permiten predecir, incluso con 10 años de antelación, cuándo un individuo va a desarrollar cáncer de colon, una ventaja inconmensurable tanto para él como para los médicos.
Además de ayudar en la detección temprana del cáncer de colon, estos nanobiosensores podrán ser útiles en el seguimiento de la enfermedad, dando pistas sobre la evolución del tratamiento.
Se espera que estos estudios concluyan en 2023, en una fase de investigación preclínica. De momento, el mayor reto de los investigadores es focalizar sus esfuerzos en probar los nanobiosensores en una corte de pacientes diagnosticados con cáncer de colon y detectar simultáneamente un panel de biomarcadores a diferente nivel molecular.
La OPS prevé que, para el año 2030, la incidencia de cáncer de colon aumente en un 60 % en el mundo si no se toman medidas que permitan su prevención y diagnóstico temprano, para así incrementar la eficacia del tratamiento