La estimulación cerebral no invasiva muestra claros efectos beneficiosos para los déficits motores después de un accidente cerebrovascular
4. Abril 2022

Un sistema robótico que se puede adaptar individualmente a cada paciente, una especie de exoesqueleto, le permite mover su brazo paralizado.
La parálisis del brazo es una de las consecuencias más comunes del daño cerebral, por ejemplo, después de un accidente cerebrovascular. Los afectados a menudo no pueden usar su brazo en absoluto o solo en una medida muy limitada. Los déficits se basan en cambios pronunciados tanto en la fisiología como en la estructura del cerebro. Estos cambios son el resultado en primer lugar del daño directo causado por el accidente cerebrovascular en sí, pero también se extienden a otras regiones debido a cómo está organizado el cerebro. "La base de estos cambios son tanto los procesos cerebrales reparadores como los patrones de comportamiento de las actividades cotidianas después del accidente cerebrovascular. Con la ayuda de la estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS), uno puede influir en estos cambios en el cerebro. Las corrientes penetran en el tejido cerebral, donde tienen un efecto excitatorio o inhibitorio local", explica Bernhard Sehm, líder del grupo de investigación en el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas en Leipzig (MPI CBS) y médico principal de la Clínica Universitaria y Policlínica de Neurología en el Centro Médico Universitario de Halle. Él y Toni Muffel de la Charité en Berlín investigaron cómo este método afecta la rehabilitación de pacientes con accidente cerebrovascular y recientemente publicaron sus resultados en la revista "Brain Stimulation".
"Nuestro estudio involucró a 24 pacientes que estaban muy limitados en su movilidad debido al accidente cerebrovascular. En el laboratorio tenemos un sistema robótico que se puede adaptar individualmente a cada paciente, una especie de exoesqueleto que les permite mover su brazo paralizado y realizar tareas en un entorno virtual", explica Muffel, primer autor del estudio. Mientras los pacientes interactuaban con los objetos virtuales, sus cerebros eran estimulados a través de electrodos en el cuero cabelludo. "Paralelamente, medimos qué tan bien, o qué tan mal, la estimulación cerebral ayudó a los participantes a realizar las tareas".

Mientras los pacientes interactuaban con los objetos virtuales, sus cerebros eran estimulados a través de electrodos en el cuero cabelludo.
¿Los resultados? La estimulación cerebral tuvo un claro impacto en las áreas cerebrales afectadas por el accidente cerebrovascular. "Nuestro sistema robótico nos permite medir varias funciones motoras simultáneamente y así obtener una imagen completa de los efectos de la estimulación. Los datos muestran que las funciones sensoriomotoras del brazo paralizado están claramente influenciadas por la tDCS", explica Bernhard Sehm.
"Sin embargo, no pudimos identificar un patrón beneficioso uniforme en diferentes pacientes. En cambio, los cambios en las áreas del cerebro variaron dependiendo de la tarea y la colocación del electrodo. Esto significa que en el futuro, los pacientes deberán ser examinados de cerca antes del tratamiento de estimulación cerebral para desarrollar un enfoque específico e individualizado de sus déficits. Este método simple pero prometedor de estimulación cerebral tendrá un futuro en la atención al paciente", concluye Bernhard Sehm.